26 ago 2008

El Cótiti-cótiti

Le decíamos el Cótiti-cótiti desde que una vez, en un Jamboree Nacional, en una caza de fantasmas, nos encontramos junto a un dirigente en un catafalco, maquillado a la perfección como un muerto de varios días, con los árboles alrededor decorados con telarañas y bichos de cartón-piedra, y todo el paraje en ambiente gracias a las cubetadas de hielo seco...

Les contaba que este muchacho, de doce o trece años, de figura algo menos que menuda, pusilánime y frágil en extremo, sacó inusitado valor —hizo de tripas corazón— y fue el único de la patrulla que se atrevió a tocar el supuesto cadáver. Apenas le rozó la mejilla, pero ninguno de nosotros había dado siquiera un paso adelante, así que su acto fue heroico.

Pues bien, el apodo lo obtuvo porque en el momento crucial, para darse ánimos, le espeto al difunto, con su vocecilla titubeante y los dedos temblorosos, el famoso —¡Cótiti-cótiti!

Con el tiempo, se consiguió otros amigos que lo respetaran más —no sólo en presencia de la muerte—, dio el estirón, terminó su carrera y fue el más exitoso de aquella tropa del Cincuenta-y-seis-Grupo-¡Siempre-Listos!

Hoy no he podido resistir la tentación. Lo vi ahí tendido, tranquilito y con la plasta ésa que te ponen en la funeraria para que no te veas tan jodido, era de madrugada como aquella vez en el campamento, y no había nadie cerca. Con mis dedos estremeciéndose y mi voz ajada y seseante, le rocé apenas la mejilla y murmuré: ¡Cótiti-cótiti!

20 ago 2008

El cordón de plata

En el cordón de plata se encuentran, se besan, se escapan y complacen su más íntimos deseares. En el cordón de plata los sorprende el esposo de ella, que se despierta criminal y la asesina a machetazos. Ella se desprende de su cuerpo y le pide a él, el amado, que deje también su cascarón material y se quede para siempre con ella... Él la arroja de sí, aterrorizado, y se da un pellizco tras otro, hasta que se espabila, justo a tiempo para salir corriendo del marido, que ha estrellado el automóvil contra la cochera y lo persigue con el machete ensangrentado.

15 ago 2008

Mt 1:20-22 [Versículos]


20«He aquí que el Ángel del Señor se le apareció a José en un sueño. 21He aquí también que José, en el mismo sueño, volteó a ver a su esposa quien dormía a su lado. 22“¡Pinche María tan piruja! ¿Con quién andarás soñando?”»

Versículos

20«He aquí que el Ángel del Señor se le apareció a José en un sueño. 21He
aquí también que José, en el mismo sueño, volteó a ver a su esposa quien
dormía a su lado. 22"¡Pinche María tan piruja! ¿Con quién andarás soñando?"

2 ago 2008

Eutanasia

Hace milenios que los monjes de Tasimeruchi cumplían a cabalidad su triple misión: sahumar la nave mayor de la logia, mantener brotante la fuente del agua de oración y entonar la melodía perpetua con la cadencia y el timbre exactos. Hace milenios que la orden velaba el sueño de Dios, que no despertara y siguiera siempre soñando su creación.

* * *

Un joven novicio llegó jadeando a la oficina de la archichantresa, alarmado porque los signos vitales del Ser Supremo anunciaron la inminencia de su despertar. Las inyecciones y descargas eléctricas no estaban funcionando y se temía lo peor.

Cuando el directorio estuvo reunido a la vera del soñador, se decidó utilizar el recurso extremo: soñaron la muerte de Dios.

Ahora el Universo sería uno lóbrego, tétrico y sin esperanza pero..., ¡un universo al fin!