27 ago 2013

Fálica

Está feliz con su pene artificial —flamante, nuevecito—, tiene la textura, la turgencia, la humedad exactas, no se nota la diferencia de uno real; doce pulgadas de largo y casi dos de diámetro. Tarde entendió que lo que importa no es el tamaño, también la cantidad: dos penes..., ¡grotesco!

21 ago 2013

Antología total

Cuatrocientos quince volúmenes, el último de ellos dedicado a los posibles escenarios donde un asteroide choca con la Tierra y se acaba el mundo. El compilador acomoda el último libro en su repisa, y se asoma la ventana justo en el momento en que todo termina.

19 ago 2013

El coleccionista clandestino

Tenía una impresionante cantidad de antigüedades prehispánicas: jarras, platos, ídolos, juguetes, huesos humanos labrados, trozos de mural...

Un día le dieron el pitazo de que le iban a caer los de Antropología e Historia y, a su pesar, se puso a convertir en añicos lo que con tanto tiempo y trabajo había reunido.

De la desilusión, se apoderó de él una furia destructora, arrojando contra la pared y contra el piso todas y cada una de las piezas. En la conmoción, lanzó a su esposa del segundo piso, lo último que recuerda es cómo se reventó la cabeza del bebé de pocos meses cuando se estrelló contra el pavimento.

15 ago 2013

Un hobby

Es aficionado a los mechones de mujeres hermosas: bucles castaños y negros, rizos de oro, sortijas delicadas y cucardas de cabellos lacios. Dispone de ellos en preciosos guardapelos de oro, plata, platino, nácar y marfil.

Hoy a conseguido la guedeja perfumada de una actriz famosa, la acomoda en forma de anillo y la coloca en su estuche. Arroja la cabeza decapitada a la basura y sigue admirando su colección.

14 ago 2013

El niño

Tiene una colección de automóviles en miniatura. Por las noches sueña que cobran vida y participan en emocionantes carreras, y él es un piloto famoso.

Los cochecitos, en sus repisas, también sueñan, pero que son barbis en Europa que están de compras para la temporada primavera-verano.

13 ago 2013

Tardes de niñez

Era el último de la colección, y el más realista. Cuando se lo compraron arrumbó todos los demas: el de Mitos Griegos, el Náhuatl, El Anillo de los Nibelungos...

Pero el gusto le duró bien poco, seis días para ser exactos. Al séptimo, no encontraba por ningún lado los muñequitos, los ángeles se habían ido volando, y una serpiente diminuta lo mordió cuando estaba acomodando el manzano.

Escuchó que su mamá le llamaba a merendar: —¡Yahvé!, Yahvecito!, ¡apúrate que se te enfría! —Y con un último berrinche le dio una patada al juguete, que terminó con sus piezas desperdigadas por todo el patio.

12 ago 2013

Colección Otoño-Invierno

Cuando la última de las modelos hubo terminado la pasarela, el norteño millonario dijo: —¡Me las llevo todas!— y, luego de una pausa —¡también pónganme sus trapos!, ¡no vaya a ser que a las viejas les dé frío!

9 ago 2013

Disyuntiva

El traficante le reiteró que nomás así: toda la colección a cambio de este ejemplar único.

Ya en su gabinete, el profesor se puso a contemplar aquella mariposa de tonos pastel más bien simplones. Con angustia, pensaba si en realidad habría ganado con el sacrificio de sus más de treinta mil especímenes, reunidos a lo largo de media vida.

—¿Entonces qué? —le dijo el insecto, algo impaciente—, ¿valí la pena?

7 ago 2013

Lord Falksforth

 Gustaba de presumir su colección de cajitas de rapé. Sus nobles amigos se despedían reiterándole la admiración y fascinación con tan elegante pasatiempo, él los veía alejarse sabiendo que en realidad se burlaban y atribuían su manía a la vejez.

Cuando regresaba a la biblioteca quitaba los cerrojos de las vitrinas y comenzaba a abrir cada pequeño estuche, de donde salían pequeños homúnculos que se ponían a jugar, a hacerse el amor y a enfrascarse en las mil y una cosas cotidianas que hace ya años habían cautivado al Señor.

5 ago 2013

El ediarmagrubidólogo

Tiene la colección más completa de ediarmagrúbidos, ha dedicado a ella más de treinta años. Los posee de todos los tamaños, colores, materiales y procedencias. Está seguro de que, en algunos años más, al fin sabrá lo que son.

4 ago 2013

Orgasmo

Me he prometido que la próxima vez te haré el amor pensando en ti.

Arcillas del Tiempo

Coleccionaba trozos antiguos de cerámica. A menudo se le veía en el Punjab o en Armenia comprándole a traficantes encapuchados, o como explorador en la Amazonia peruana pateando cantos rodados, con la esperanza de hallar un pieza interesante. Tenía miles de fragmentos del Templo Mayor y de azulejos árabes, y atesoraba en particular cuellos rotos de frascos y botellas etruscas, zimbabwíes, chinas y de Nueva Zelanda.

Gracias a un tip, viajó a Grecia, donde le vendieron una ánfora 1A —según la clasificación de Dressel— en un estado de conservación excepcional, debido a las condiciones del entierro del que fue sustraído.

Ya en casa, desempacó con mucho cuidado el artefacto de más de dos milenios de antigüedad, pudo observar el excelente estado de conservación, y supuso que no bien hubo salido del horno del alfarero lo ofrecieron en honor del difunto. Un cacharro nuevo, para cualquier fin práctico.

Lo alzó sobre su cabeza y lo vio contra la luz de la ventana, con fuerza lo azotó contra el piso y se puso a escoger los mejores cachitos.

3 ago 2013

Un humanista

Uno de cada tipo, según oficio; verdulera, cantante, médico... Según somatotipo e índice de masa corporal; mesomorfo, ectomorfo... Color de piel, de ojos; edad, orientación sexual, familia linguística.

Y por parejas. Más de cien mil ejemplares en la colección. Firmó la autorización para la destrucción de la vida en el Planeta, se dirigió a sus oficinas, y desde ahí dio la orden de sellar el arca.

Noé el robot se fue a dormir tranquilo.

2 ago 2013

Pithos

Diógenes el Cínico colecciona hombres honestos. Muy de mañana sale con su linterna en busca de algún codiciado espécimen y todas las noches regresa sin haber encontrado nada. —¡Bah! —dice para sus adentros, antes de ir a dormir—, de cualquier modo no tengo donde ponerlos —e insiste, igual para sus adentros, mientras se acurruca en la tinaja—, ¡nomás cabemos mi perro y yo!