Ve pasar las estaciones y permanece incólume aun si hay huracán, tampoco se inmuta cuando viene el médico a revisar los catéteres que le administran nutrientes básicos ni cuando su guardián llama a los fontaneros para que cambien los filtros de la enorme tina en la que vive desnudo, en cuclillas, con la mirada perdida en la playa que el mar devora y devuelve a diario. A ratos, y por lapsos muy breves, cierra los ojos, se supone que duerme.
Dicen que está loco...
22 nov 2003
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