De noche licas el recuerdo del sol de día que achicharra tus recuerdos: tu mamacita y tus manitos, los mangos podridos de Orimba, las blusas turgentes de las niñas prietotas del sexto, los laureles de la plaza y las güeritas del rancho los domingos agarradas de sus viejos, con sus trenzotas y toda esa ropa que las calcina como a ti, después que se hace de día, ese sol dejándose perseguir de tanto culero desquiciado, siempre camino de la frontera, cuerdos na'más a cuenta de los dólares que les atiborraron los sueños en el río junto al cirián un Sábado de Gloria.
Tus agujeros apestan de puro puto bicharajo que se secó ahí dentro ayuno de sangre porque con los tumbos de la carretera jugabas a despachurrarlos con el culo. ¡Estás loco!, may, desa locura que te anima a cruzar la frontera, para que tu papá esté orgulloso allá en el cielo, como cuando te dieron el cabrón diploma y entre sollozos te dijo "Profe", y casi luego luego se murió, como igual te moriste tú, nomás bajando del trailer. A lo mejor te da tiempo, ¡pinche tan pendejo! , échate otro carrujo, chingá, pero pélale, ya te quedan pocos pellejos y tu calaca ya mero se queda limpiecita, pa' que puedas cruzar la mera mera frontera, ¡la mera mera!
22 nov 2003
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