Juego a que soy yo quien mueve las cortinas y no el tenue viento que se cuela por las rendijas. Otro de mis favoritos es andar de aquí para allá en la niebla, imaginando que cuando se disipa me disuelvo con ella y así acaba este injusto penar. ¡Si tan sólo pudieramos hacer apariciones!
Condenados a medrar en este éter asqueroso y a espantarnos los unos a los otros... la vida de los espectros no puede ser más triste.
15 feb 2003
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