Sereno por primera vez en su vida, decidió que un suicidio decente compensaría una vida mediocre y sin fortuna.
Alegre de haber encontrado significado a su vida y anhelando honrosa salvación para su alma, alzó la copa de cianuro espumoso. De pronto, una bala perdida le destrozó el cráneo.
17 mar 2003
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