Leofric, conde de Mercia, es otro hombre, y sus vasallos han vuelto a inclinar la cabeza, aterrados ante el rictus de Lady Godiva.
Hoy, Coventry amaneció al pregón de una segunda cabalgata: Su hermosa señora iba a mujeriegas empalada sobre dos garrotes clavados a la silla, y las manos atadas a la brida con su propia cabellera.
31 mar 2003
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