Este vampiro nunca había visto —¡por supuesto!— su imagen reflejada en el espejo, así que brincó espantado al reconocerse.
Pero enseguida se tranquilizó, al recordar que todos, mortales y vampiros, tenemos un doble del otro lado. Aunque sólo los vampiros tengan la extraña facultad de percibirlo cuando coinciden ambos en el mismo espejo.
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