8 dic 2003
Vertere
Maniobra con un movimiento aun para él imperceptible y sale de la curva. Micra a micra pisa el acelerador hasta que con la punta del pie lo ha sellado al piso. En el instante que alcanza la recta final los otros competidores son sólo manchas de colores que van quedando atrás una a una. Adelante no hay nada excepto el horizonte de la victoria. Conforme el auto se aferra tenaz a la pista él sabe que vuela cada vez a mayor altura. La velocidad del Fórmula-1 aumenta de manera inversamente proporcional a la velocidad del tiempo —que corre cada vez con mayor lentitud. Justo cuando va a cruzar la meta, el tiempo se ha detenido por completo y, ante la desesperación del piloto, comienza a transcurrir hacia atrás, hacia el ayer, con lentitud..., y luego más y más rápido.
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