El general Custer, harto de tanta estupidez, no supo qué hacer excepto rechazar —con el gesto más amable de su repertorio— la pipa sagrada que le ofrecían. Enseguida, farfulló una ininteligible disculpa en el sentido de estar ya fumando su propio puro, mientras gesticulaba con el cigarro ante los atónitos líderes lakota y cheyenne.
11 jun 2004
Preludio a la Batalla de Little Big Horn
Tatanka Iyotake hizo un par de volutas y pidió a Tashunka Witko que pasara la chanunpa a Pelo Amarillo.
El general Custer, harto de tanta estupidez, no supo qué hacer excepto rechazar —con el gesto más amable de su repertorio— la pipa sagrada que le ofrecían. Enseguida, farfulló una ininteligible disculpa en el sentido de estar ya fumando su propio puro, mientras gesticulaba con el cigarro ante los atónitos líderes lakota y cheyenne.
El general Custer, harto de tanta estupidez, no supo qué hacer excepto rechazar —con el gesto más amable de su repertorio— la pipa sagrada que le ofrecían. Enseguida, farfulló una ininteligible disculpa en el sentido de estar ya fumando su propio puro, mientras gesticulaba con el cigarro ante los atónitos líderes lakota y cheyenne.
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