En un lujoso hotel de Europa, deteniendo un momento el goce vertiginoso del botín, el ladrón se desternilla de risa. Sabe que no hay huella alguna que lo involucre, y que la broma, la de los puros, es la broma perfecta: nunca ha fumado.
1 jul 2003
Inducción y deducción
Ha trabajado durante meses con la única pista que quedara en la escena del crimen 'casi perfecto'. Lo alienta la convicción de que, tarde o temprano, ese objeto tan particular lo ha de conducir al elusivo perpetrador: Una caja de Cohibas Espléndidos, intacta excepto por estar vacía.
En un lujoso hotel de Europa, deteniendo un momento el goce vertiginoso del botín, el ladrón se desternilla de risa. Sabe que no hay huella alguna que lo involucre, y que la broma, la de los puros, es la broma perfecta: nunca ha fumado.
En un lujoso hotel de Europa, deteniendo un momento el goce vertiginoso del botín, el ladrón se desternilla de risa. Sabe que no hay huella alguna que lo involucre, y que la broma, la de los puros, es la broma perfecta: nunca ha fumado.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario