15 ago 2015

Hospital

Mi mamacita tuvo un mal parto, y para que no sufriera más, mi papá aceptó que arrojaran el producto al escombro con el que rellenaban un antiguo sótano en el pabellón de consulta externa.

Dos años después nació mi hermanita, y todo fue felicidad. Aún recuerdo su carita en el cunero, toda roja y arrugada. Otros dos años y nació mi hermano José Ricardo y él sí que se veía bien guapo desde el principio.
Mi padre se fue de la casa al poco tiempo, y mi mamá ya no tuvo más hijos. La veía seguido, cuando venía a alguna consulta con sus dos niños de la mano.

Luego pasó mucho tiempo, hasta que un día trajeron de emergencia a mi hermano, hubo un accidente automovilístico y tuvieron que amputarle las dos piernas. No lo soportó y se pegó un tiro tres meses después. Murió a los pocos minutos de llegar, me impactó ver a tantos familiares y amigos,  muchos fumando afuera de la sala de espera.

Mi madre  murió en terapia intensiva. Fue muy triste.

Mi hermana quién sabe por donde anduvo, nunca volví a verla, de seguro ya también está muerta.

Dicen que van a tirar el hospital, y que van a construir uno nuevo, pero en otro lado. Aquí van a poner un cenro comercial. Qué  bueno, porque ya me aburrí de vagar entre estas paredes.


20 abr 2015

Imago

Se transformó en una bella mujer, pero tenía comezón por todas partes y tics en partes del cuerpo que no sabía que tenía. Sentía que se asfixiaba de tanto oxígeno y no podía brincar más allá de unos pocos decímetros. Estaba deprimida. «¿Por qué, si cuando era una oruga había hecho tantos planes para cuando fuera mariposa?»

15 abr 2015

Una mañana de Gregorio Samsa

Cuando despertó, el bicho aquel seguía ahí, en el espejo.

¿Quién sigue...?

Señor...

El esqueleto nomás se hizo cachitos.

1 feb 2015

Crimen perfecto

Lo consumía el prurito de contárselo a alguien, aunque sabía que eso sería su perdición. El viernes, en la tertulia, explotó como una bomba. Contó todo, sin que faltara un solo detalle: motivos, oportunidad y medios, cómo se había salido con la suya y por qué nadie sospechaba de él. Sus amigos se desternillaban de risa al oírlo jurar y perjurar su culpabilidad. Cuando vio que no tenía forma de probar que él era el asesino, entendió, horrorizado, que había cometido el crimen perfecto.

16 ene 2015

Deja te cuento

Yeah I saw it, I saw it, I tell you no lies! ~ Iommi, Osbourne, Butler, Ward...

Hoy muy temprano fui a correr al parque y vi a las hadas. No lo podía creer, mas ahí estaban, tenían el tamaño de niñas de doce o trece años, pero de formas exuberantes. Su pelo era castaño claro —largo y en caireles— y sus ojos del color de la miel, donde fulguraban los rayos del sol naciente como si fuera en gotas de rocío. Su piel, del color de la aceituna, parecía muy suave. Traían botas altas de charol negro y tacones de aguja que les llegaban a la mitad de los muslos. De esa línea hacia arriba sus cuerpos perfectos iban desnudos.

Cuando vieron mis pezuñas, mis cuernos y mi cola, escaparon a toda velocidad. Quise perseguirlas pero la carrera me había dejado exhausto. Me senté debajo de un viejo roble y me puse a tocar la flauta.