13 mar 2005

Contra la caspa

Leyó una vez más la etiqueta del envase y repitió la operación, hasta que se vació la botella de shampoo. Había seguido las instrucciones al pie de la letra: "Enjuague y repita el procedimiento"; también las del dermatólogo: "Haga exactamente lo que dice la etiqueta."

De la regadera fue a su habitación y, hurgando en una de las muchas cajas desperdigadas por todas partes, tomó otro frasco. La angustia se apoderó de su pecho, no quedaba mucho producto y, además, llevaba seis días sin comer.

12 mar 2005

El ombligo del Mar

Los turistas se arremolinaban —válgaseme el símil— para presenciar el fenómeno. Poca atención prestaban al profesor Schauberger y a sus turbulencias y solenoides, prefiriendo la majestuosa e inexplicable vorticidad del Maelstrom. Más que por una docta conferencia, hubieran pagado lo que fuera por testificar aquellos legendarios arrebatamientos de naves y cetáceos.

De pronto, alguien notó que algo salía de este furioso caribdis, algunos pájaros y peces que estallaban casi en cuanto dejaban el sumidero. Un rebaño de cachalotes les siguió, salpicando de sangre a los curiosos y matando a muchos con los restos. Un torbellino de delfines y tiburones se desintegró al llegar a la tropopausa, arrastrando consigo un submarino de la marina noruega, varios kilómetros de cable trasatlántico y un meteorito que llevaba ahí doscientos cuarenta y cinco millones de años. Fue inútil que la muchedumbre saliera corriendo, casi todos fueron despanchurrados por grandes trozos de rinoceronte, hipopótamo y tapir. Aquel gigantesco mamut lanudo aplastó al expositor mientras que los añicos de una multitud de bisontes destruían el puerto, provocando un tsunami que llegó a las costas de Gran Bretaña de donde, por cierto, venían casi todos los vacacionistas.

9 mar 2005

Pasarse de lanza

Primero, lo defenestró. Luego, le aventó encima sus libros, sus herramientas, los cacharros de la cocina, un espejo con piedritas que había traído de Pátzcuaro, la pecera, el automóvil y la pelota de basketball. Siguió con los muebles, el segundo piso y las alfombras. Por la ventana salieron también los hijos y una pareja que estaba de visita, así como un grupo de ciclistas que pasaba por ahí; una docena de jirafas, un rebaño de caribúes, mil trescientos canguros y cuatro dinosaurios; también arrojó las Tres Carabelas, los Mártires de Chicago, al Dalai Lama, las estatuas del Paseo de la Reforma, y la División del Norte, igual que al ejército aliado que invadió Normandía, un palacio del siglo XVII, un pueblecito de Siberia, un tractor descompuesto y los Jardines Colgantes de Babilonia que, para empezar, nunca supo cómo se había llenado su hogar-dulce-hogar de tanta chingadera.

6 mar 2005

La lagartija de plata

La soberana quiso que le forjaran la más preciosa de las joyas: una lagartija de plata. No sólo eso, ordenó que le imbricaran alma de platino y espíritu áureo decolorado con paladio.

Durante décadas, los alquimistas del país lucharon por incorporar la mayor cantidad de materia en cuanto recoveco de manifestación probabilística electrónica encontraron disponible. Luego, y en atención a un nuevo capricho, apretujaron, en las regiones intersticiales de los ojos de esmeralda, una pléyade de rubíes y zafiros en matriz de buckminsterfullereno.

Cuando se presentó la quimera argentina, venía dentro de un cofre de martensita y plomo, barnizado con neutronium. La Reina levantó la tapa y tomó el pequeño objeto que flotaba sobre aquella solución de deuterio en superfluido gaseoso. El salón del trono emanaba sutilísimos efluvios con aroma a desintegración beta, rayos gamma y vapor de tritio.

Después, todo fue llanto cósmico y crujir de quarks.

4 mar 2005

Prelapsaria

Adán probó la manzana, encontrándola deliciosa. Ayudó a Eva a trepar y bajaron las más que pudieron. Yahvé los encontró, a él defecando en un rincón del claro, y a ella al pie del árbol, roncando y despidiendo de rato en rato apestosas ventosidades. El Señor salió de ahí a todo correr, a punto de vomitar y decepcionado de sus creaturas.

3 mar 2005

Beg for Mercy

El gato salió tranquilamente por la puerta y arrojó a la jovencita inconsciente y semidesnuda en el asiento trasero del automóvil estacionado afuera. En la cajuela puso las flamantes botas de excursionista que encontró en el clóset.

Aburrido de masacrar campesinos, calabazas, ogros, burros y ranas gigantes, había brincado desde la pantalla del game boy. Tras decapitar al niño de un sólo tajo, se dirigió a la cocina, para clavar la espada en la nuca de la madre. Al padre lo había matado cuando intentaba defender a su hija.

2 mar 2005

Transporte colectivo

It's a slow burg—I spent a couple of weeks there one day ~Carl Sandburg

Hasta ese día, el gigante había sido dócil. Los que viajaban a Botecillo llegaban sin contratiempo a las siete con cuarenta y cinco, y quienes a Estofados, arribaban nunca después de las nueve con veinte.

Sin embargo, las autoridades del trollebús —es decir, el sistema que utilizaba como vehículo los zapatos del troll— insistieron en una derivación que implicaba un par de brincos.

El monstruo se salió de madre, y lo último que vieron los pasajeros del pie derecho fueron los rostros aterrorizados de los del izquierdo tratando sin éxito de alcanzar la valenciana, instantes antes de estrellarse contra los miserables oficinistas que trabajaban en el distrito financiero de Botecillos.

1 mar 2005

Rapunzel

—¡Rapunzel! —gritó el príncipe— ¡arroja tu trenza para que pueda yo subir!

Aún se deleitaba acariciándose el pene en anticipación de los deleites que prometía la noche, cuando de la torre cayó la larguísima cabellera, que lo arrastró hasta la base del camino. Trató de incorporarse, pero parecía que la cascada de rubias guedejas cobraba cada vez mayor velocidad, revolcándolo por todo el valle y más allá, en dirección a la vertiente occidental.

Semanas después, en el fiordo, cuando la avalancha de pelo desembocó sobre la morrena aquélla, hacía varios días que las fuerzas desatadas destruyeran al doncel azul, pulverizándolo entre toneladas de pedruzcos, barro, rocas monumentales y derrubio milenario. El cataclismo sólo se detuvo para confundirse entre los sedimentos bajo el fondo del mar de pelos al pie de los farallones —junto con la hecatombe de animales, plantas y ciudades que terminaron su vida ante el poderoso fenómeno.