18 oct 2010

Nahuales

Durante el día, Pachcaxitlán se abarrota de turistas. Los autóctonos, ataviados con sus máscaras, explican a quien quiera gastar algunos dólares, cómo es que cada quien tiene su nahual reflejado en cada uno de esos falsos rostros.La zarigüeya imita a la perfección la doble pelambre de su tótem, el quetzal luce un plumaje igual de colorido, y el jaguar alardea de su animal con cada una de sus rosetas. Los visitantes se van cargados con máscaras en miniatura, idolitos y otras artesanías propias del lugar.

Durante la noche las máscaras se quitan esos cuerpos tan incómodos que yacerán las horas oscuras sin gesto alguno, en blanco. Los nahuales cuentan su dinero, se embriagan, se entretienen en vistosos despliegues sexuales. Quisieran nunca volver a cubrir la faz de sus humanos, mas tienen que comer de algún lado y les gusta darse sus lujos.

13 oct 2010

Un prócer

Había sido un gran hombre sólo por esa máscara tras la que se sepultó durante cincuenta años. Hoy yacía en paz consigo mismo.

En el ataúd, su espíritu comenzó a retorcerse de dolor justo en el momento en que le pusieron la máscara mortuoria.

11 oct 2010

La máscara nueva del Emperador

 Era invisible, o así fue como se lo hicieron creer los truhanes que se la vendieron. Lo haría el más elocuente de los políticos, además de que lo protegería no sólo del sol y otras inclemencias de la intemperie, sino de cualquier intento de asesinato. Le daría, también, inmunidad absoluta ante el escarnio de sus gobernados.

En el momento de tomar la tribuna, comenzó a titubear, una fuerte insolación le provocó un desmayo, y unos agricultores furiosos lo ultimaron a machetazos.

—¡Le rompieron la máscara horrible en cachitos! —gritó una pequeñita a horcajadas de su padre —¡y además iba encuerado!, ¡y qué chiquito tenía el pizarrín!

8 oct 2010

El hombre sin rostro

Colocó sobre el espejo la máscara azteca de imitación que había comprado en el tianguis de la San Felipe. Acaso así tenga el valor de verse a sí mismo por las mañanas.

6 oct 2010

Un baile de máscaras

Durante horas, las maquillistas pusieron capa tras capa de arcillas a cual más de exóticas y mezcladas con polvo de oro, el sustrato perfecto para esa máscara de diez mil joyas.

Luego, colocaron una a una cada minúscula gema. Por supuesto, sólo diamantes, esmeraldas, zafiros y rubíes habían sido considerados. Es cierto, el kilataje de algunos de ellos los hacía casi insignificantes, mas los más grandes compensaban con creces los de los otros que, así incluso, destacaban por lo numerosos.

El baile había comenzado un par de horas antes y aun faltaba el vestido. De súbito, se calzó las zapatillas de cristal y se puso de pie. Ya vería si alguien reparaba en que iba desnuda.

5 oct 2010

La máscara de hierro

En un calabozo de la Bastilla languidece el hermano de Luis XIV. El rostro artificial no es tan incómodo, la aleación no es tan pesada, y la fina gamuza que lo forra atenúa un poco la angustia. Además, por las noches puede prescindir de ella. Las cenas son siempre opíparas y no le faltan buenos libros. Aun Ana de Austria, su madre, lo visita una vez a la semana y le trae doncellas y música.


En el Louvre, es hora de que el Rey Sol se desvista. A solas se quita las vendas que tantas horas le han comprimido los pechos, y a solas se quita el falso paquete que tiene que soportar entre las ingles... Y piensa, casi todas las noches, que en verdad es ella, es ella la que carga con la máscara de hierro.

4 oct 2010

Taps

Con sumo cuidado se despegó de cada milímetro de piel —siempre sangra un poco— hasta que el rostro quedó tieso, extático. Lo arrojó con todo el cuerpo sobre la cama y flotó hacia la percha de donde colgaría el resto de la noche.

3 oct 2010

Tloque Nahuaque

La máscara de obsidiana, el manto de piel de coyote, y el penacho de plumas de quetzal, yacen sobre la cama de piedra. Con cuidado, el dios invisible se quita el maquillaje de arcilla, sangre y látex. Otro día con la rutina de siempre y estos aztecas que ya no creen en nada... Sólo lo consuela saber que ya vienen los españoles. Acaso se tome unas vacaciones.

1 oct 2010

El Mil Máscaras

Así le dicen, siempre trae once o doce máscaras sobre la cara, atrás, como Jano, carga siempre media docena más. En cada dedo, un anillo de máscara, piercings de máscarita en el ombligo, el glande, en los labios, y a cada lado de la nariz. Cada oreja está cubierta con una máscara en forma de oreja, los glúteos con unas en forma de glúteos —pero con ojos y bigote pintados—, las rodillas con rodillas, los talones con talones, y los pezones con máscaras en forma de pezón.

Un cirujano le colocó máscaras en los pulmones, máscaras sobre las glándulas suprarrenales y una máscara de platino justo encima de la duramadre...

Vaya, ¡máscaras por todos lados! Aunque, para serles franco, les he adornado un poco la historia. En realidad le dicen el "Mil Máscaras" porque es requete-mentiroso, igualito que yo... Sorry.