20 nov 2009
El espectáculo más famoso sobre la tierra
En la arena, los payasos, los trapecistas, los malabaristas, todos, sin excepción, se prosternan y miran al suelo. En el silencio total se escuchan los cascos de un caballo.
Luego de quince o veinte minutos en tensión, se distingue un trote que se disipa tras los cortinajes, y sólo un sendero de huellas da testimonio de que allí estuvo, escultural y desnuda, Lady Godiva.
16 nov 2009
Hansel y Gretel
Más los acontecimientos se desataron en cuestión de un instante: la arpía horrible, la que usurpó el lugar de la mujer legítima en el lecho de un padre atormentado y pusilánime, se asomó desde las gradas para ver al tigre de Siberia que pasaba encadenado, arrastrado por media docena de payasos. Las criaturitas, en tácito y fraternal acuerdo, la empujaron. Para el animal no fue sino la consecuencia lógica de millones de años de evolución; para la pareja de chiquillos, una anécdota que se ha inflado a través de medio siglo, de cómo ambos vencieron, con ayuda de los animales del circo —escapados sólo para luchar a su lado—, a la última de las brujas pécoras maléficas. Y de cómo huyeron juntos a una ciudad en ruinas perdida en la jungla —y nunca supieron más nada de ser humano alguno.
Para la princesa Casiopea Grano de Maíz Mestizo, que me contó este cuento mientras yo creía que sólo soñaba.
13 nov 2009
Circos
Traía una colección de miniaturas, cada una de menos de una pulgada, aun muchas muy pequeñas: los enanos y los basenjis danzantes —bien monos con su gorrito— por ejemplo. Todas pintadas al detalle y en amplia gama de colores. Estaba la ecuyere, de tutú blanco; el domador y su casaca escarlata; los trapecistas, de áureo leotardo; y los elefantes en matices gris rata.
Cada figurita tenía, en la parte baja de la espalda, una perilla cuya función era evidente, permitir ser engastada a un juguete de tamaño mayor, uno del que nunca supe nada.
Hoy amanecí, no sé cómo, vestida de arlequín, acurrucada muy quietecita junto a los otros payasos. De pronto, una mano gigantesca alza la tapa de la cajita, me tapo la cara —de manera instintiva, sin captar bien qué me amenaza— y caigo en la cuenta de que en mi mano hay otra cajita, una de proporciones diminutas, del susto se me cae todo lo que hay dentro, y entre leones, contorsionistas y acróbatas, veo en la mano del minúsculo maese de ceremonias, una casi invisible cajita blanca y brillante, miro al cielo y no hay firmamento alguno, pero sé que arriba, donde se pierde la vista, alguien está destapando una caja de plata, una con medidas astronómicas... Apenas ahora descubro detrás de mí, entre mis vértebras coccígeas, un puño diminuto, para conectarme a no sé donde.
Para Ana Cecilia, a quien sigo debiendo el cuento de la Princesa Desnuda, que no sé cómo voy a terminar si ha de durar por siempre.
10 nov 2009
Una tarde en el Coliseo
A punto de terminar el festín salen de los fosos los sátiros y las arpías que se encargarán de regresar los monstruos a sus respectivas mazmorras.
El Emperador, aburrido, comenta a gritos con Hércules, el invitado de honor —¡pinches cristianos, ni así entienden!—, y acercándosele al oído, para que lo escuche mejor —¿de dónde sacarán tanta pendejada?
9 nov 2009
El cristal con que se mira
Todos miran con atención al público, que no ha dejado un lugar sin ocupar, incluso escaleras, rellanos y galerías. El respetable guarda el más respetuoso de los silencios, y llega la manada de elefantes, que derriba las hasta entonces sólidas tribunas, la gente cae al vacío, los de arriba aplastan a los de abajo, los niños quedan apachurrados y aquello se vuelve un caos de tripas, sangre y extremidades. Los alaridos de terror superan los barritos de los paquidermos, pero encima de tanto morir se escucha el aplauso de la familia circense, todos de pie, unidos en una estruendosa ovación: los payasos, los trapecistas, los enanos, la mujer barbuda..., el oso...
Cuando se disipa la polvareda hay montones de cadáveres por todos lados, aunque aún se escuchan lamentos y gritos de dolor. Mujeres y niños agonizan con débiles gimoteos. Mas ha sido un espectáculo fabuloso, el público de este lado queda satisfecho, ¡nunca habían visto nada igual!
8 nov 2009
Requiescat...
7 nov 2009
Aposiopesis
La carpa estalló en millones de balidos, que los noticieros se encargaron de propagar por todo el País, con excelentes closopes de los ojos lacrimosos de nuestro valiente líder.
27 oct 2009
Worry people
Aquella noche me fui a dormir igual que de costumbre, rumiando maldiciones contra mi marido y su "Cucharita", como hace mucho sabía que la llamaba, así como sabía que esto duraba ya dos años, ¡y el cínico éste dormidote tan tranquilo!
Pues vaya que se llevaron mis tribulaciones, a la cuatro de la mañana me despertó el ruido de los últimos estertores de mi esposo. Alrededor del cuello tenía clavadas las cabezas de una docena de burdas muñequitas de tela. Cuando me miró suplicando socorro no pude evitar una vivificante carcajada de gusto.
Para Lilia...
16 oct 2009
Embarcaciones
7 oct 2009
Éstige
3 oct 2009
Amor recíproco
23 sep 2009
Piel de batalla
Emplacé mis mesnadas y puse sitio a tu fortaleza. Quise esperar la noche mas al rayar el ocaso cayeron tus murallas, una a una, con lentitud, y una neblina mágica cundió entre mis huestes. Caí en la trampa. Comandaste la masacre, mi vino tornóse agua, mis tripas corazón, se abatió mi denuedo, mis anhelos escurrieron en la vorágine de tanta furia y me rendí en derrota. No quedan sino los despojos, que cuando te alejas victoriosa miras con desprecio y te escucho reír. Ahora he de yacer exhausto, hecho guiñapos, cautivo sin hallar alivio en que te tuve en mis brazos, y condenado a guardar por siempre tu foso de monstruos imaginarios.
1 sep 2009
Ágrafa musulmana
30 ago 2009
Francisco de Aldana
Cuento de horror
Homero Santos
Prometeo con buitre predilecta
John Donne
5 ago 2009
No todo lo que brilla es oro
3 ago 2009
No todo lo que brilla es oro
Por fin llegó Fi Mon Chi, el afamado orfebre del Oriente Lejano, y Midas le mostró el trozo de Zoey, la desafortunada hija, comentándole que ya con la rama de roble y la piedra había entrado en sospechas.
—Es pirita —le dijo el sabio, y añadió —con todo respeto, su Alteza, se merece usted unas orejas de burro. No todo lo que brilla es oro.
1 ago 2009
No todo lo que brilla es oro
20 jul 2009
De casta
19 jul 2009
Rutina
Recién muere el atardecer, y se rasura frente al espejo en donde ha pegado una fotografía de cuando aún no era vampiro. Se arroja por la ventana y emprende el vuelo; como todos las noches, despliega las alas que las luces de la Ciudad no quieren convertir en sombra y, como todas las noches, evita los apotropaicos más comunes —balas de plata, hoces, crucifijos y estacas—. Luego de su fallida expedición de caza —como siempre— se posa en la misma esquina de tantos ayeres y —como siempre— pide lo de siempre: una orden de tacos de moronga.
—Sin ajo —le dice al paisa— y poca cebolla, ¡ah!, y una pepsi.
15 jul 2009
Lucidez
entre estas manos ávidas de ti, del sol entre tus piernas
y del sol que se escurre por las hojas y refleja
tu sombra en mi mirada, turbia de llorar
tras no pedirte un beso…"
A menudo, durante el vuelo nocturno, se encontraba recitando este poema que encontró manuscrito junto al libro de horas de una joven rubia de cabellos como el oro, a la que no se atrevió a morder —aunque permaneció mirándola dormir hasta casi ser sorprendido por el día, entre cuyas primeras sombras tuvo que cobijarse mientras huía de ahí a toda prisa. Y es que añoraba el Sol que nunca había sentido sobre la piel. Poco antes del amanecer, en algún páramo desolado, jugaba a que lo perseguía la penumbra, aun a riesgo de resultar calcinado. En las noches de luna llena, se le quedaba mirando, extático, elucubrando acerca de la fuente de tanta luz. En su ataúd, soñaba que yacía en alguna playa tropical, que exploraba inmensas selvas tórridas, que desfallecía de alegría en el desierto, o que partía en la primera misión tripulada en dirección al Astro Rey. Una noche, a la hora de comenzar las rondas, no apareció, cuando fueron a buscarlo sólo encontraron un puñado de cenizas doradas sobre el raso blanquísimo.
12 jul 2009
La destrucción del Templo
10 jul 2009
"Tomad y bebed..."
Uno de ellos, en oyendo tanta pendejada, no se resistió al chascarrillo: —...¡y yo que soy luterano!
4 jul 2009
Vigores
Dicen que ya hay cura para la impotencia... ¡No sé!
1 jul 2009
El cuerpo y la sangre
El varón se retuerce entre desear la carne que ama y ansiar la sangre que no ha probado. En un rincón yace, amodorrada, desnuda y hecha jirones, la hembra por quien suspira y espumarajea.
Sabe que no resistirá, y suplica por enésima vez a la deidad desconocida —¡aparta de mí este caliz!
Yergue todos los músculos del cuerpo y despliega las alas, las hincha y derriba, con un estertor de desesperanza, los muros y la bóveda de la cripta que en la debacle respeta el ara donde apenas despierta ella. El primer rayo del sol que asoma incide en la vida del vampiro que se inflama. Con el último fulgor de su mirada cree distinguir los incipientes colmillos y las delicadas alas en botón, y oye como aúlla aterrorizada cuando también es alcanzada por la luz y empieza a arder.
20 jun 2009
Hoyototote
Cuando retumbó en sus oídos un fuerte silbido, tuvo la impresión de que una andanada de aire hirviendo le llegaba de arriba, al voltear hacia el cenit vio un bólido que se dirigía hacia él. En el último instante comprendió que era la piedra, ¡la misma piedra!
5 jun 2009
Especie abisal
10 may 2009
Déjà vu
Creo recordar que estábamos jugando dominó, decimales, para ser exactos. Ahorita se trata de póquer abierto.
Tampoco era yo, era otro —u otra—, no lo tengo claro...
9 may 2009
Póquer de ases
—¡¡Póquer de ases!! —le respondió el otro, con emoción aun más intensa.
—¡No me arremedes, tarugo! —replicó el primero, molesto, antes de ver la mano de su contrincante.
—No te estoy arremedando, ¡güey! —fue la respuesta, acompañada de un mohín de fastidio.
¡¡¡Pinches tan tramposos!!! —gritó uno de los terceros, mientras todo mundo ponía los ojos cuadrados.