2 dic 2005

El Teletón: ¡No hay imposibles!

Andaba Jesús en el Templo. Traía su bote del Teletón y clamaba a justos y pecadores para que contribuyeran de acuerdo a su consciencia. En eso llegó un nutrido grupo de artistas, empresarios, políticos y locutores de la televisión, y comenzaron a depositar sus cheques. Al mismo tiempo, una pobrecita viuda, muy anciana —vestida de harapos y costras de mugre— se acercó con nomás dos insignificantes ases.

El Rabí le gritó a Pedro: —¡¡Sáquen de aquí a esta pinche vieja piojienta...!!— y viendo cómo Judas y Santiago la arrastran lejos de Él, añadió— y métanle sus putas monedas por el culo.

10 abr 2005

El número de la Bestia

Está ahí, como si me mirara con esos sus ojos que no tiene, ostentando sin garbo alguno esa figura longitudinal en donde aparece estampada una leyenda promocional que no entiendo porque viene en eslovaco —o lo supongo, a partir de cómo llegó a mis manos, pero ése es otro cuento—. Destaca la goma, con su arillo metálico, anillo sin ningún compromiso, que luce como si fuera la Joya de la Corona. No le he sacado filo, así que de no ser por la perspectiva oblicua con que lo observo, no tendría manera de adivinar el alma de grafito de este, en apariencia, inocente objeto.

Contengo la respiración y trato de escuchar los casi imperceptibles sonidos que me han mantenido ocupado toda la tarde. La respiración de la bestia, que junto con la extraña energía que percibo desde su esquina en la árida lisura de mi escritorio, desocupada a propósito a partir del día en que conocí las extrañas habilidades rodantes de mi lápiz del número dos...

—¡Se movió, les juro que se movió! ¡Nadie me lo va a creer!, ¡Ja-ja-já! ¡¡Se movió, se movió!! ¡¡Arggggggg!!

9 abr 2005

El traje viejo viejo del Emperador

—¡Ese papamóvil viene vacío! —gritó la niñita desde los hombros de su padre.

—Nunca hubo nadie —mascullé, y regresé a mis propios pensamientos.

1 abr 2005

Reminiscencias

Antes éramos mi mujer, la mosca y yo, ¡y fuimos felices! Ahora sólo quedamos la mosca y yo... No necesariamente la misma mosca.

13 mar 2005

Contra la caspa

Leyó una vez más la etiqueta del envase y repitió la operación, hasta que se vació la botella de shampoo. Había seguido las instrucciones al pie de la letra: "Enjuague y repita el procedimiento"; también las del dermatólogo: "Haga exactamente lo que dice la etiqueta."

De la regadera fue a su habitación y, hurgando en una de las muchas cajas desperdigadas por todas partes, tomó otro frasco. La angustia se apoderó de su pecho, no quedaba mucho producto y, además, llevaba seis días sin comer.

12 mar 2005

El ombligo del Mar

Los turistas se arremolinaban —válgaseme el símil— para presenciar el fenómeno. Poca atención prestaban al profesor Schauberger y a sus turbulencias y solenoides, prefiriendo la majestuosa e inexplicable vorticidad del Maelstrom. Más que por una docta conferencia, hubieran pagado lo que fuera por testificar aquellos legendarios arrebatamientos de naves y cetáceos.

De pronto, alguien notó que algo salía de este furioso caribdis, algunos pájaros y peces que estallaban casi en cuanto dejaban el sumidero. Un rebaño de cachalotes les siguió, salpicando de sangre a los curiosos y matando a muchos con los restos. Un torbellino de delfines y tiburones se desintegró al llegar a la tropopausa, arrastrando consigo un submarino de la marina noruega, varios kilómetros de cable trasatlántico y un meteorito que llevaba ahí doscientos cuarenta y cinco millones de años. Fue inútil que la muchedumbre saliera corriendo, casi todos fueron despanchurrados por grandes trozos de rinoceronte, hipopótamo y tapir. Aquel gigantesco mamut lanudo aplastó al expositor mientras que los añicos de una multitud de bisontes destruían el puerto, provocando un tsunami que llegó a las costas de Gran Bretaña de donde, por cierto, venían casi todos los vacacionistas.

9 mar 2005

Pasarse de lanza

Primero, lo defenestró. Luego, le aventó encima sus libros, sus herramientas, los cacharros de la cocina, un espejo con piedritas que había traído de Pátzcuaro, la pecera, el automóvil y la pelota de basketball. Siguió con los muebles, el segundo piso y las alfombras. Por la ventana salieron también los hijos y una pareja que estaba de visita, así como un grupo de ciclistas que pasaba por ahí; una docena de jirafas, un rebaño de caribúes, mil trescientos canguros y cuatro dinosaurios; también arrojó las Tres Carabelas, los Mártires de Chicago, al Dalai Lama, las estatuas del Paseo de la Reforma, y la División del Norte, igual que al ejército aliado que invadió Normandía, un palacio del siglo XVII, un pueblecito de Siberia, un tractor descompuesto y los Jardines Colgantes de Babilonia que, para empezar, nunca supo cómo se había llenado su hogar-dulce-hogar de tanta chingadera.

6 mar 2005

La lagartija de plata

La soberana quiso que le forjaran la más preciosa de las joyas: una lagartija de plata. No sólo eso, ordenó que le imbricaran alma de platino y espíritu áureo decolorado con paladio.

Durante décadas, los alquimistas del país lucharon por incorporar la mayor cantidad de materia en cuanto recoveco de manifestación probabilística electrónica encontraron disponible. Luego, y en atención a un nuevo capricho, apretujaron, en las regiones intersticiales de los ojos de esmeralda, una pléyade de rubíes y zafiros en matriz de buckminsterfullereno.

Cuando se presentó la quimera argentina, venía dentro de un cofre de martensita y plomo, barnizado con neutronium. La Reina levantó la tapa y tomó el pequeño objeto que flotaba sobre aquella solución de deuterio en superfluido gaseoso. El salón del trono emanaba sutilísimos efluvios con aroma a desintegración beta, rayos gamma y vapor de tritio.

Después, todo fue llanto cósmico y crujir de quarks.

4 mar 2005

Prelapsaria

Adán probó la manzana, encontrándola deliciosa. Ayudó a Eva a trepar y bajaron las más que pudieron. Yahvé los encontró, a él defecando en un rincón del claro, y a ella al pie del árbol, roncando y despidiendo de rato en rato apestosas ventosidades. El Señor salió de ahí a todo correr, a punto de vomitar y decepcionado de sus creaturas.

3 mar 2005

Beg for Mercy

El gato salió tranquilamente por la puerta y arrojó a la jovencita inconsciente y semidesnuda en el asiento trasero del automóvil estacionado afuera. En la cajuela puso las flamantes botas de excursionista que encontró en el clóset.

Aburrido de masacrar campesinos, calabazas, ogros, burros y ranas gigantes, había brincado desde la pantalla del game boy. Tras decapitar al niño de un sólo tajo, se dirigió a la cocina, para clavar la espada en la nuca de la madre. Al padre lo había matado cuando intentaba defender a su hija.

2 mar 2005

Transporte colectivo

It's a slow burg—I spent a couple of weeks there one day ~Carl Sandburg

Hasta ese día, el gigante había sido dócil. Los que viajaban a Botecillo llegaban sin contratiempo a las siete con cuarenta y cinco, y quienes a Estofados, arribaban nunca después de las nueve con veinte.

Sin embargo, las autoridades del trollebús —es decir, el sistema que utilizaba como vehículo los zapatos del troll— insistieron en una derivación que implicaba un par de brincos.

El monstruo se salió de madre, y lo último que vieron los pasajeros del pie derecho fueron los rostros aterrorizados de los del izquierdo tratando sin éxito de alcanzar la valenciana, instantes antes de estrellarse contra los miserables oficinistas que trabajaban en el distrito financiero de Botecillos.

1 mar 2005

Rapunzel

—¡Rapunzel! —gritó el príncipe— ¡arroja tu trenza para que pueda yo subir!

Aún se deleitaba acariciándose el pene en anticipación de los deleites que prometía la noche, cuando de la torre cayó la larguísima cabellera, que lo arrastró hasta la base del camino. Trató de incorporarse, pero parecía que la cascada de rubias guedejas cobraba cada vez mayor velocidad, revolcándolo por todo el valle y más allá, en dirección a la vertiente occidental.

Semanas después, en el fiordo, cuando la avalancha de pelo desembocó sobre la morrena aquélla, hacía varios días que las fuerzas desatadas destruyeran al doncel azul, pulverizándolo entre toneladas de pedruzcos, barro, rocas monumentales y derrubio milenario. El cataclismo sólo se detuvo para confundirse entre los sedimentos bajo el fondo del mar de pelos al pie de los farallones —junto con la hecatombe de animales, plantas y ciudades que terminaron su vida ante el poderoso fenómeno.

26 feb 2005

Exequias

Tras enjugarse las lágrimas, tomó una de las rosas que yacían sobre el féretro y la colocó en el ojal de su chaqueta.

Afuera, cuando nadie lo veía, arrojó la flor al suelo y se alejó silbando.

7 ene 2005

Saberes

Termina de desnudarse, aunque esta última etapa la hace con toda lentitud; son las medias, la tanga y el brassiere lo que más excita a su espía. Se manosea frente al espejo, mientras de reojo ve la cortina que se mueve, y espera hasta oír el sordo gemido que indica que su mirón ha eyaculado.

Ella sabe y sabe que él sabe. En el asilo de ancianos todo se sabe.

4 ene 2005

Deseo

Tiene el miembro enorme, colosal. Cuando lo yergue es un monstruo de placer, ¡paso la vida anhelando ser penetrada!, ¡revolcarme con él sobre la paja!

Y veo cómo me acorrala. Se despoja de la ropa de faena y queda ante mí: desnudo, sudoroso, turgente el pecho y la verga enhiesta. Ansiosa de las palabras salvíficas me echo a sus pies:

—¡Ven acá, perra...!

Porque entonces, mientras mis genitales se inflaman, meneo la cola y ladro furiosa, estoy segura de que no soy cualquier perra..., soy su perra.