3 ago 2009

No todo lo que brilla es oro


Por fin llegó Fi Mon Chi, el afamado orfebre del Oriente Lejano, y Midas le mostró el trozo de Zoey, la desafortunada hija, comentándole que ya con la rama de roble y la piedra había entrado en sospechas.

—Es pirita —le dijo el sabio, y añadió —con todo respeto, su Alteza, se merece usted unas orejas de burro. No todo lo que brilla es oro.

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