En la duermevela, acurrucado con sus sábanas, acaricia la entelequia de que hay seres en el Universo hechos a su imagen y semejanza. Y apenas se entrega al sueño aparecen oníricas trimurtis y santísimas trinidades.
Mañana —no puede procrastinarlo un día más—, mañana irá al psiquiatra.
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