30 jun 2012

La rana, la mantequilla y el deber cumplido

Cierta tarde, al ocaso, persiguiendo un chapulín, la rana cayó en una cubeta llena con leche hasta la mitad. Pensó en dejar de moverse pero, como había leído la fábula de Esopo, empezó a patalear para convertir la leche en mantequilla, y pataleó toda la noche.

En el fresco de la mañana, parecía que estaba a punto de escapar, unos minutos más de furiosas patadas y tendría una superficie sólida desde donde saltar a la libertad.

De pronto, el Sol asomó tras la copa de un árbol, y casi de inmediato la temperatura comenzó a subir. La mantequilla se derritió y la rana —exhausta— se hundió, cuando sólo le quedaba fuera la cabeza, se le vio sonreír: había hecho todo lo que de ella dependía para salvarse.

· Moraleja · Mañana, querido Pueblo de México, ¿estaremos dispuestos a hacer todo cuanto de nosotros dependa para que no regrese el PRI?

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