5 mar 2013
Abuelita
El leñador desolló al lobo mientras Caperucita no dejaba de llorar: —¡abuelita!, ¡abuelita!—. Al fin salió la cabeza, enmarañada con una mezcla de tripas y un extraño mucílago, y luego el cuerpo. Junto, descubrió un objeto redondo, como con pelos blancos, ¡era otra cabeza!, idéntica a la anterior aunque más pequeña. Y aun había otra que con su propio cuerpo también forcejeaba para salir.
Caperucita y el leñador salieron corriendo por el bosque, sus gritos de terror se perdían entre los alaridos que salían de la cabaña.
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2 comentarios:
Qué Caperucita escalofriante, Rubén, mucha suerte en el concurso.
Te dejé un regalito en mi blog,por si quieres recogerlo.
Un salud-oso.
Hola, Elisa. No es sino hasta hoy que veo tu comentario —no sé por qué me llegó a otra cuenta, gracias mil.
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