8 jul 2003

Paradoja

No, no te las quites —dijo el cliente, así que Luzazul, con su habitual cara de fastidio lúbrico, se recostó desnuda excepto por las medias de seda artificial, y abrió las piernas.

Años después, reviviendo las mil veces que había escuchado esa súplica, decidió quitarse la vida con sólo las medias puestas.

Pero no encontró otra cosa para colgarse.

No hay comentarios.: