¡Había tanto que leer!, quiso preguntarle algo a la bibliotecaria pero
la vio muy ocupada mascando y le dio pena. Por fin se decidió por una
novela de Dostoyevski, un ensayo de Octavio Paz y una antología de
cuento breve.
Saliendo, hurgó en la bolsita de plástico, pensó en dejar el novelista
ruso para el fin de semana, el ensayo para la noche y se colocó el
chicle verde en la boca. Siempre le ha gustado leer en el metro.
3 jun 2014
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