12 ene 2004

Querer tanto

Camino de la puerta le susurró al cantinero —¿Sabes una cosa? Apenas voy a matarla y ya la estoy extrañando.

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La anciana le sonríe con la mirada perdida. El hombre, ahogado en lágrimas, le suplica —¡Mamacita, perdóname!

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